26 abr 2017

Catarsis

A pesar de los golpes de la vida, sigo pensando que las cosas siempre pasan por algo. Que no hay mal que por bien no venga. Soy de las que no reacciona hasta que no me doy de bruces contra algo.
A veces necesitamos tomarnos un tiempo para nosotros, para encontrarnos, para mejorarnos. Los problemas se solucionan sólo cuando se coge perspectiva sobre ellos. Y así pasa también con las relaciones de pareja. A veces es necesario que cada uno vuele por su lado porque, si una persona es para ti, por mucho que os alejéis, volveréis a estar juntos. Quizás ahora no es vuestro momento. 

El nuestro definitivamente no lo era cuando se había creado una dependencia, y eso nunca es sano. Me di cuenta de que era dependiente de la otra persona cuando vi que la responsabilizaba de mi felicidad. Sólo me sentía feliz si me encontraba junto a esa persona, y llegué a meterme en un círculo de absorción en el que me sentía cómoda. Esa zona de confort deriva, tarde o temprano, en una situación asfixiante para ambos. 
Ahora que he tomado perspectiva entiendo que, para querer bien a una persona, primero me tengo que querer bien a mí, y aceptar que sólo yo soy la dueña de mi felicidad. Sólo de esta manera podré aportar cosas positivas en una pareja, y ésta puede ser mi apoyo, pero nunca, nunca mi salvación. Ése fue mi error número 1: que me confié y no encontré el equilibrio. 
Y en eso estoy trabajando ahora: en quererme más y mejor a mí misma, en cuidarme y tratarme bonito, en trabajar en mí.
"Hasta que no luchas por algo, no te conviertes en quien eres".

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